Se la conoce como rocío del sol o hierba de la gota, debido a que sus hojas presentan unos pelos con unas pequeñas secreciones, tal como si fueran las gotas que aparecen por las mañanas, que atraen a los insectos. Y aquí se encuentra la trampa mortal para las infortunadas criaturas aladas: estas terminaciones, ricas en azúcares, son muy pegajosas y el animal queda atrapado entre ellas.
Las terminaciones de sus hojas, ricas en azúcares, son muy pegajosas y el animal queda atrapado entre ellas
Estas glándulas son extremadamente sensibles: cuando la planta siente que un insecto se ha posado, comienza a atraparlo con más y más ‘gotas de rocío’, hasta que el animal, exhausto y finalmente asfixiado, muere. Según los estudios de Darwin, el roce de una pata de mosquito ya es suficiente para activar los mecanismos de la drosera.
La capacidad de reacción es diferente entre las 194 especies de esta planta repartidas en el mundo: la drosera burmanii y la sessilifolia reaccionan en segundos, e inclusive la drosera glanduligera no tarda más que unas décimas. Otras, como la drosera capensis, además de sus terminaciones también envuelve a su víctima con la hoja, y somete al insecto a una agonía de hasta 30 minutos.
Su método de cacería es resultado de una evolución para suplir la falta de nutrientes, sobre todo de nitrógeno, que le deberían proveer sus raíces. Cuando esta planta carnívora atrapa a un insecto, absorbe sus líquidos y obtiene el ansiado elemento.
La contaminación altera la cacería de las carnívoras
Sin embargo, la contaminación está alterando las pautas de cacería de millones de años de la drosera. Las actividades industriales emiten nitrógeno, que cae a la tierra con la lluvia, y los suelos están teniendo una mayor presencia de este compuesto. Si las droseras ya pueden tener a su disposición más comida en el suelo, ¿para qué molestarse en gastar energías en capturar insectos?
La contaminación no es la única causa que amenaza a la drosera: si bien es una planta que se extiende sobre casi todos los climas y con una gran variedad de biomas –excepto en las zonas áridas-, la depredación de su medio ambiente por la urbanización la está condenando a la desaparición. El ser humano, en esta ocasión, vuelve a ser clave en la situación de amenaza de otra especie.
Australia concentra el 50% de la diversidad de las droseras de todo el mundo, y Sudáfrica cuenta con un 20% de las especies conocidas. Pero la expansión de ciudades como Queensland, Perth y Ciudad del Cabo están disminuyendo los humedales y marismas donde suele crecer.
Propiedades medicinales
El extracto de drosera contiene plubagina, que combate a toda clase de bacterias y virus, y se lo utiliza para curar gripes, resfriados, enfermedades respiratorias, alergias y asmas
En Estados Unidos varias especies están catalogadas como “en peligro” o “amenazadas”, y también se han emitido leyes proteccionistas en varios países de Europa como Alemania, Austria, Francia y Chequia, entre otros.
En España, también tiene la denominación “en peligro”, y en varias comunidades autónomas, como Extremadura, el País Vasco y Catalunya se la protege con la declaración “de interés especial” y otras normativas.
Sus capacidades medicinales también le amenazan.
La drosera tiene una gran cantidad de propiedades medicinales. Y este es otro factor que amenaza su supervivencia. La especie rotundifolia es, en el mundo, una de las nueve hierbas medicinales más usadas, y también son muy populares los usos que se pueden extraer de las especies intermedia y longifolia.
Desde el siglo XII, cuando el botánico medieval Matthaeus Platearius describió que la hierba sole tenía propiedades para tratar la tos, se descubrieron toda clase de beneficios.
El extracto de drosera contiene plubagina, que combate a toda clase de bacterias y virus, y se la utiliza para curar gripes, resfriados, enfermedades respiratorias, alergias y asmas. Su riqueza en flavonoides ayuda a los pacientes con problemas de retención de líquidos. También sirve para tratar verrugas, callos y otras afecciones de la piel, y antiguamente se creía que la drosera tenía propiedades afrodisíacas.
En algunos países la intensa captura de ejemplares silvestres para producir medicamentos tradicionales ha mermado su población. Por ejemplo, de la drosera madagascarensis, en Madagascar, se recolectan hasta 200 millones de ejemplares. Ante esta situación, la industria farmacéutica comercializa extractos que provienen de especies de crecimiento rápido, y cultivadas en viveros.